Soñé que eran las cinco menos cuarto y recién estábamos saliendo para el adri. Raúl nos alcanzaba en su camioneta roja y viejita hasta la circunvalación.
Yo me distraía y un par de veces me veía sin el dami. Pánico. Más bien lo encontraba.
No había taxis, qué área sería de la ciudad que todos los taxis eran motos o triciclos, y ninguno quería llevarnos.
Al final eran menos 5, y no daba pagar 20 pesos para quedarnos en la puerta.
Llamaba al adri por teléfono y me atendía notoriamente molesto. Vamos mañana temprano, le decía. Ok, me contestaba.