...hecho un ovillo como una fiera

anoche soñé mucho y profundo porque dormí mucho y profundo. y me hacía falta.

soñé con mucha gente que me acompañaba a caminar por calles conocidas y desconocidas; soñé con mi ciudad-laberinto-de noche, de escalones altos y paredes blancas y azules iluminadas por la luz de la luna; soñé que me perdía.

después soñé que podía volar si saltaba con fuerza, pero no quería que la gente me viera hacerlo, que supiera que podía hacerlo. en la ciudad laberinto, yo dejaba atrás un grupo de personas que me conocían apenas, llegaba a una puerta oxidada y ya no había camino... no había caso, tenía que saltar bien alto para seguir avanzando.

luego soñé que llevaba un barquito de papel atado con un hilito a pasear por el parque. atrás, un gatito blanco me seguía jugueteando con él. el parque era grande y verde con árboles llenos de sombra, y la gente que llevaba a pasear sus perros me miraba raro. me sentía un poco mal, se que es raro, me decía, pero qué puedo hacer, estoy acostumbrada a ser así. y me gusta ser así.

también soñé con un río turbulento, soñé que pasábamos por encima de él, por el puente. el agua era marrón pero sus colores eran cambiantes, y era de noche. era el mismo río que veía el día que me enteré.

una vez había soñado que saltaba para caer, y aunque sabía que en el piso se iba a amortiguar mi golpe y no me iba a pasar nada, sentía todo el vértigo en el estómago... era inevitable sentir la caída.

la otra noche, ahora me acuerdo, había soñado con el campo de frutillas al que quería llegar en un sueño de hace mucho. estábamos en camino, acercándonos cada vez más.

bien por eso.

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