la otra noche soñé que estábamos en una costa junto al mar y que venían olas gigantes altas como una casa. el mar era enorme y azul, el agua limpia y fresca. las olas eran enormes pero cuando llegaban a la orilla rompían en olas pequeñas. yo estaba con papá, viendo unos papeles. una ola grande en particular estallaba y las gotitas me salpiacaban. yo no les tenía miedo, pero me molestaba un poco que se mojara mi cuaderno.
luego venía un chico a surfear, pero el viento había cesado y ya no había olas. de hecho la costa se había llenado de transatlánticos y, por un costado, bajábamos con ezequiel a chapotear en el agua superficial. la arena era blanca, blanquísima, y el agua transparente.
después continuaba pero era como otra historia, de un padre y sus hijos, y un pasillo oscuro. había bajando unas escaleras varios juguetes guardados. era una historia triste.
anoche tuve un sueño muy intenso.
soñé que estábamos en el jardín de la casa de la tía, afuera estaba ezequiel molestando a un lobito. yo le decía que lo deje de molestar, pero no me hacía caso. yo se lo decía porque, detrás de él, había dos lobos enormes, grises, enojados y con dientes afilados -como el lobo de la historia sin fin-, y estaban por saltar dentro de la casa.
los lobos entraban, eran rápidos y tenían mucha fuerza. eran como hienas, lobos sucios. yo no les llamaba así, les decía "antes", "alces", otro nombre. el lobito también entraba, se quedaba mirando esperando que sus hermanos mayores nos destrocen.
yo estaba molesta, no asustada sino muy enojada con ezequiel -que también era ariel, y un poco papá- por haber dejado que entren. uno se quedaba en el patio, peleando con ezequiel, y el otro me seguía a mi hasta el comedor.
peleábamos. el lobo tenía mucha fuerza y era muy grande, así que yo tenía que forcejear bastante para que no me muerda. le agarraba la boca, trataba de golpearle la cabeza contra la pared pero el lobo tenía mucha fuerza. yo no estaba nada asustada, más bien seguía renegando de que lo habían dejado entrar.
un par de veces lograba dejarlo atontado y lo lanzaba hacia el patio -donde ezequiel peleaba con el otro-, pero era tan veloz que enseguida se abalanzabn hacia la puerta, metiendo su nariz furiosa antes de alcanzar a cerrarla.
yo no me preocupaba por ezequiel, ni siquiera pensaba. supongo que como había sido su responsabilidad, era cuestión de él que se arreglara.
finalmente lograba agarrar el cuello del lobo -que era más ancho que mis dos manos juntas- y lo dejaba inconciente. yo estaba renegando, pero más que cansada, sentía esa energía de la lucha, esa rabia de enfrentar a quien vino a querer atacarme, sin miedo, con la certeza de poder vencerlo.
salía al patio, ezequiel también había doblegado a su lobo. el lobito estaba en el sillón verde, recién comprendiendo que había perdido. también había un lobito chiquitito en el piso. a los dos los dejábamos vivir, que se fueran para no volver.
subíamos a la terraza, yo tenía completo control de la situación. mi lobo intentaba reaccionar pero lo seguía ahorcando tan fuerte que al final le cortaba un poco de cuello. yo estaba furiosa contra él. íbamos a lanzarlos a un patio vecino, pero si despertaban podían atacar otra gente. a la calle, tampoco. subía mi suegro, que también era papá, y nos decía que con los lobos lo que hacían era meterlos en una bolsa y lanzarlos al mar.
yo no lo dudaba mucho, seguía fastidiada y empoderada.
arrastraba mi lobo escaleras abajo.
jueves, diciembre 29, 2011
lobos
lunes, diciembre 26, 2011
casa
la otra noche soñé que viajábamos en colectivo con madre, y que al bajar ella agarraba al dami y me dejaba a mi cargando un montón de mochilas y abrigos. en lo que terminaba de recoger las cosas el colectivo doblaba la cuadra, así que yo me bajaba un poco después y esperaba no perderme. caminaba por rivadavia -la de mis sueños, hacia el oeste- y era de noche. estaba mi madre con el dami, buscábamos un lugar para comer o la manera de regresar.
también papá tenía un terreno junto a la laguna alalay en la que había construido unas tiendas que no le dejaban alquilar. veíamos el agua y era gris, no sucia como es ahora, sino clara como el agua del mar. ezequiel de niño navegaba un una canoa.
anoche soñé con agua, una laguna de aguas superficiales y transparentes. en mis anteriores sueños solía ser agua turbia, pero esta vez -por las corrientes o la época- era clara. unos hombres pasaban chapoteando, yo le tenía un poco de temor -como antes eran sucias-. era la parte de abajo del barranco que a veces sueño, por donde vamos en auto. a veces vamos por una carretera y se ven aguas hacia abajo, agua y pinos, como una bahía y a veces un muelle. esta vez estaba abajo. no me acuerdo si había una casa o un barco. pero era muy grato el lugar.