creo en mi propia voz

se que soñé con esas calles de barrio de mis sueños. esas de atardecer y techos bajos, y soñé que caminaba hacia una estación de tren -o la plaza de cemento de noche- con papá.
parábamos en un negocio -no me acuerdo a qué- y el dueño me daba un arco con flechitas de plástico. eran blancas y eran muchas, y cortitas. yo las ponía todas en mi riñonera. había un perrito y yo lo alzaba, pero no me dejaban llevármelo, entonces sólo le desataba un nudo y lo dejaba.
y salíamos mientras yo pensaba en grandes extensiones de campo y en lluvia.

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