so why so sad?

ayer me sentía triste hacia el atardecer, cuando el sol se iba apagando hacia las montañas. sentía un vacío muy grande, una tristeza lenta como si estuviera sola en medio de la ciudad llena de gente, correteando de aquí para allá. anoche fue San Juan y hubo fogatas y luces en el cielo y mucho humo, y frío.
mis sueños siempre dicen lo que siento, pero lo agarran todo junto, lo mastican, hacen pedacitos, y después sacan una historia extraña llena de imágenes, sonidos y personajes con los que no puedo dejar de empatizar.

soñé que había una guerra, que toda la gente huía y que todo era triste y gris. estaba en mi casa de buenos aires y algo venía bajando (en mis sueños, el norte es el sur y el sur es el norte). salíamos separados, yo primero cargando un nene chiquito. afuera veía venir desde gaona un ejército de robots. me escondía entre el macetero y un auto. los robots pasaban y agarraban a todo el que veían -la gente corría-. yo me acurrucaba y apretaba al nene. alguien movía el auto, me cubría con bolsas. entonces había una pared -trinchera- que cruzaba sanabria a la altura de mi casa, la gente dejaba de correr y empezaba a contraatacar. los robots disparaban, cada tiro estallaba en una luz brillante y anaranjada, y mataba a todo aquel cercano. yo tenía que salir de ahí con el chiquito. era la protagonista de la película y sabía que yo iba a llegar viva hasta el final, aunque me costara y la pasara mal en el camino. asomaba a ver cuándo disparaba el robot y calculaba para salir. cuando lo hiciera estaría bien, no iba a darme. corría, el nene se me quería caer y me retrasaba, pero igual salía.
cruzaba jbjusto hacia el sur -de mis sueños- y ahí había como un cementerio. la gente andaba más tranquila. sin embargo, los robots habían contratado a unos soldados humanos para que nos maten. con el nene nos escondíamos tras un arbolito. un hombre y una mujer vestidos de negro y con armas aparecían. pensábamos escondernos en una casita, dentro de un ataúd! revisarían? no es para tanto. salíamos de la casita sanos y salvos.

luego yo era un chico que salía corriendo de su casa. cruzaba las avenidas -la panamericana?- y pasaban autos a toda velocidad -cualquiera será el último auto-. la gente había huido, la ciudad estaba vacía.
yo dirigía la película. el chico va a correr, y cuando vea la puntita de la nave extraterrestre en el cielo, de una puerta un brazo lo va a agarrar y hacer entrar. ensayábamos? yo era la chica que sacaría el brazo. calculaba la fuerza para atraer al chico, y el momento para que no choque con la pared.
lo hacía entrar. había un huertito en el fondo del patio, de tierra húmeda y un regador que echaba agua fresca, y había arbolitos que le hacían sombra. ahí abajo nos escondíamos, los extraterrestres no podían ver a través de los árboles; los árboles nos protegían. nos movíamos, sospechaban y el hombre y la mujer de negro entraban por la puerta a revisar.
la chica no se levantaba. yo podía sentir su tristeza profunda, el vacío de la destrucción, su jardincito, lo único que queda vivo en la ciudad muerta y gris en la que ya cae el sol.
yo me levanto y me escondo tras una columna, los trato de evitar pero no me ven, ni a la chica. se van. es que no pueden vernos a nosotros, ven lo que hay dentro nuestro, y estamos sin comer desde el mediodía (?).
la chica va a cerrar la puerta -hombre y mujer salieron sin cerrar- pero apenas la empuja para que no noten que sí hay alguien.
de la casa, pared derecha desde el fondo, sale una señora mayor que nos hace entrar. adentro hay camas, papeles y ropa apilada, desorden, y hay una nena más chiquita que es la hermanita de la chica. voy a la cocina pero no hay nada en la heladera, nada para comer salvo una jarra con licuado o yogur de frutilla. tomo un poco.
nos despedimos de la chica, vayan a comer, todavía hay gente que vende comida? sí, en las calles desiertas algunos quedan, cuídense, nos veremos. la guerra va a terminar pero va a tomar tiempo. y nos va a llevar a nosotros con ella.

antes de salir miro por unas ventanitas que dan al patio y al atardecer, la hora más oscura de la noche, justo antes de que caiga el sol.

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