qué frágiles los sueños

soñé que nos habíamos mudado a una casa de tres pisos, y mi habitación estaba en el tercer piso, en la habitación número tres.
mi habitación era blanca, pequeña y sin balcón, pero muy luminosa y acogedora. la casa era tibia y estaba a media luz, tranquilo.
recorríamos las otras habitaciones; en el piso dos entrábamos a una pieza que tenía balcón, y piscina! pero el agua estaba sin cambiar. a la dueña de la habitación no le importaba su balcón, estaba echada en una cama más arriba -el balcón y la piscina estaban a desnivel abajo- y hablaba por teléfono. yo pensaba qué lindo sería tener balcón, pero recordaba que mi pieza era muy linda igual, y no me arrepentía de haberla elegido.
el balcón no tenía rejas, daba directamente al vacío. nos acercábamos y se veía toda la ciudad desde lo alto -evidentemente no era un segundo piso-.
de repente se sacudía el piso y la habitación entera empezaba a girar, como si estuviera sostenida por un eje en el medio y se fuera a poner de cabeza. yo estaba junto a una mesa y me apoyaba en ella, de espalda, con mis dos manos. confiaba en que el movimiento iba a parar antes de voltearse, pero no lo hacía. la habitación giraba, y al estar hacia abajo miraba directo al vacío. tampoco había techo entonces.
el giro era a velocidad, por lo tanto no caíamos, yo me sostenía de la mesa, apenas me apoyaba, hasta que volvíamos a estar bien. la habitación giraba dos o tres veces. desde el aire veía que en otro edificio estaba pasando lo mismo, sólo que la gente ahí se enganchaba a las patas de la mesa para no caerse.
finalmente se detenía, alguien entraba a la pieza a pedir disculpas, que el mecanismo estaba arreglándose y se había enganchado en dar vueltas sin que pudieran controlarlo.
qué gracioso, suerte que no pasó nada, qué hubiera pasado si nos caíamos al vacío?

después soñé que estaba en la casa de la tía y estaba la abuela. siempre la abuela que se murió pero después no se murió, la que volvió pero tranquilita, como siempre semidormida y frágil. y recordaba el momento del otro sueño en este.
estaba sentada en el baño y la llevábamos a su cama. se acostaba ella pero se caía, la tía estaba en la otra pieza. yo me acercaba a la abuela, en el piso, y le decía al oído, abu estás bien, tenés que estar bien, todavía te queda un mes, o lo que vos quieras, no te vas a morir todavía.
venía la tía y me ayudaba a meterla en la cama. la tapábamos. la abuela no decía nada. yo me sentaba cerca de la cabecera y la miraba, tan frágil... la tía se sentaba a los pies. hablábamos, un perrito me empujaba por la espalda, yo lo agarraba. era un perrito peludo -no era un zorrito?- vivían debajo de la cama. le mostraba a la tía y me decía que se los había dejado pilar para que...

y me despertó violentamente el sonido del celular.

0 comentarios:

Publicar un comentario