sobre lo común de los lugares recurrentes

hay un departamento en dia de lluvia
soñé que me encontraba con una amiga que no veo hace mucho
(tomaba el 114 en vez del 34 pero me bajaba, igual no había pagado pasaje
ella estaba en la puerta de su casa)
ella me decía que estaba embarazada
(se tocaba la pancita)
"es nene o nena?" le preguntaba yo
y me decía "los dos"
yo me ponía contenta de que iba a tener mellizos!
y me decía que los esperaba para febrero
"para mi cumpleaños, quizás" pensaba yo...

ahi me desperte... no se nada más...

debería escribirle

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when there's nowhere else to go

soñé anoche. con agua, ríos y el mar.

uno era un mar -ese de mis sueños, de playas paralelas- pero llegaba a donde llegan los ojos, y luego se acababa. era el mar de bolivia, tenía olas grandes y todo pero no existía más allá del horizonte.

luego era el agua de canales de noche, ese agua verdosa aunque bien transparente. había un bote navegando entre las paredes de piedra. un niño conmigo, boca abajo flotando. le llamaba el agua desde el fondo -sirenas?-. nos hundíamos y abríamos los ojos abajo. plantas y chatarra.

después el mar estaba a lo lejos y yo subía a un montecito corriendo, sujetándome de los pastos porque era muy empinado. arriba me perseguía una abeja -un zumbido-, y entonces me daba cuenta de que no valía la pena ir por ahí. bajaba sujetándome de los pastos y caía hacia el costado.

el mar -el de verdad- seguía al fondo. abajo había un río bastante perfecto, una habitación abierta, y sombra. entraba y estaba tim, que me decía algo como que me esperaban, que yo tenía que pasar por ahí. sí? no es más fácil? miraba el río, cuán profundo sería. imaginaba cruzarlo.

en la habitación yo iba a quedarme a dormir. me sentaba en el piso y me tapaba con un acolchado. alguien se acurrucaba a mi lado para que no tuviera frío.

gracias, pensaba.

y desperté.

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a myriad stars

tuve muchos sueños estando en buenos aires.

cada mañana al despertar podía recordarlos claramente, más que lo habitual, todas las escenas como una película -como siempre-. pero luego se me olvidaban, del todo, y no había forma de recordarlo.

sí y porque lo conté, el de los niños pequeños y frágiles -mi fragilidad- en un departamento -por el cielo gris desde los ventanales- y el jefe inútil en su cama al que yo le arrojaba relojes, planchas y objetos triangulares que volaban en cámara lenta, porque así era la película. y las escaleras y la niña que se escapaba y yo corriendo. y la impotencia. y el final feliz.

y la gente conocida, siempre en mis sueños, como siempre se confunde con la realidad.

tres semanas y media acá.


estuvo bien.


qué bueno.

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