nuevas estrategias

tuve sueños que conté tres veces y ahora se diluyen entre tantas palabras.

tuve ese sueño en que nos sentábamos en la mesa, yo me ponía enfrente suyo y le tomaba la mano -la mesa era muy ancha- y él me pedía que me pasara a su lado. y yo lo hacía.

después había mucha gente, mucha mucha mucha, multitudes llenando las calles y el patio de la casa de la tía. gente entre los edificios, miles y miles reunidos espontáneamente, que cuando no les hacían caso y se estaban por ir yo les gritaba "no, esperen, GRITEN!! háganse sentir!". y todos gritaban "HO!" y volvían a juntarse, aún cuando ya se estaban dispersando.

y como yo quería verlos con mis propios ojos, a la multitud en las calles, quería subir a la terraza pero la escalera estaba llena de gente. me subía a la mesa -que era como una sombrilla y se tambaleaba- y como podía llegaba al techito, me agarraba con mis dos brazos y subía.

subían por mi, pero yo era más rápida.

también había como un museo de diseño, y un sujeto extraño con pera grande y sombrerito cuadrado y con algo que colgaba que no me quería dejar ir. bajaba una cortina. en un laboratorio fotográfico alguien rompía copas. yo les gritaba. el sujeto me daba un beso en la comisura de los labios y yo me enojaba por su atrevimiento.

luego otro sueño caminábamos por un río de agua marrón. no a través, sino dentro del río. había unas compuertas, ventanitas, una decía bolivia-paraguay, otra paraguay-brasil, y por la que decía argentina-paraguay entrábamos. el agua ahi estaba sucia y llena de basura, basura de ciudad, botellas, cáscaras de bananas. olía mal. una chica entraba primero, saltaba la acumulación de basura. yo la seguía, también saltando, pero sabía que por estar ahí inmersa el olor se iba a quedar un rato.
avanzábamos por el río y el agua iba bajando, hasta que sólo quedaba barro. por el agua pasaban las vacas que llevaban los campesinos. cuando sólo era barro era sucio, verdoso, y lo tocábamos con nuestros pies descalzos. nos poníamos las zapatillas -se ensucian- pero decidíamos volver.
volviendo veíamos la puertita por detrás, con toda la basura de frente -otra vez pasar por ahí!-. había un túnel al lado, cerrado, cuadrado y de cemento, por el que corría agua marrón. yo pensaba que quizás era mejor ir por ahí -aunque al ser cerrado sería insoportable el olor-, pero si la chica, que sabía el camino, no nos decía de ir, por algo sería.
cuando tocábamos el agua -nos sacábamos las zapatillas- yo veía mi tatuaje en el tobillo izquierdo y decía, paren! yo no podía tocar el agua todavía! ay cómo me olvidé! puf ojalá no tenga consecuencias...

hay que encontrar otra forma de volver.

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como pesadillas

soñé con zombies en la casa de la tía.

soñé que habían mordido a gente que yo conocía, y que cuando los traían sus pieles estaban grises y sus ojos rojos, y vomitaban sangre hasta explotar y morirse.

soñé que la puerta no se podía cerrar y que afuera había niños jugando en un auto abandonado. los zombis venían y nadie salvaba a los niños, hasta que finalmente iba yo y los entraba, pero sólo a unos porque para los otros no había tiempo.

soñé que al final podía cerrar la puerta, la trababa y cerraba la ventanita para que nadie viera, aunque ya no entraba sol.

adentro estábamos a resguardo.

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hasta que regrese

sueño en pedacitos estas noches. y recuerdo sueños de hace tiempo que había escrito y que ahora y de repente se llenan de sentido.
sé que soñé con él, más de una vez. soñé que era como antes, que yo corría a comprar masitas -y compraba naranjas y pan- por una callecita de cochabamba, y cuando salía él estaba ahí, afuera, esperándome. y nos íbamos caminando.
esa noche después, soñé con un cangrejo.
otra noche, quizás antes de viajar, había soñado que me daban un pico para romper piedras. nadie creía en mí. el pico era pesado y las piedras no se rompían. no era mi deber -por eso no me preocupaba- pero yo seguía intentando.
ya acá soñé con esos orfanatos, grises y llenos de niños pequeños que se tropezaban, y de paredes altas y con una escalera roja que yo miraba desde arriba. por ahí subía una niña, sus padres la recogían en una carroza. raquel estaba también, pero hasta el martes duraría su libertad. qué pena me daban esos niños, qué pena me daba todo...
una vez la soñé a lunita, en la casa de la tía. un altavoz me iba indicando que cerrara todas las puertas. en el cuarto dormían la tía y la abuela -la abuela siempre está ahí-. el gatito se acurrucaba a mi lado. qué tiernito.

después recordé los sueños en los que me hablaron, es una puerta muy grande (la locura)... sos una chica muy valiente lucía... vas a tener que cuidarlo mucho...

supongo que todo tiene sentido así.
no se.
estoy bastante asustada.
por favor, cuidalo mucho.

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qué ha pasado contigo...

tuve un sueño de terrazas altas en edificios altos y helicópteros. los helicópteros eran negros y grandes, e iban de una terraza a la otra, eran como un servicio de pasajeros. yo subía a una de las terrazas, no me acuerdo si en helicóptero o cómo, pero entraba a una de las casas. adentro me recibían los dueños, era la habitación, pasaba, el comedor tenía una ventana que daba a un canal por donde pasaba agua transparentísima, pero cubierta de plantas, como estancada. qué bonito, alguna vez había soñado con esa vista al exterior, pero estando yo ahí. pensaba en cuando nos mudemos tendremos terraza, pero no, ah, verdad, no.
la casa parecía pequeña, dónde serían las habitaciones, yo pasaba queriendo cruzar un pasillo rumbo a la cocina, pero al final del pasillo se abría una puerta y había una iglesia! era gigantesca, techo altísimo, cómo algo así entraba en un piso? pasaba, preguntaba a la señora de casa si era de todos los habitantes del piso o de ellos nomás, era de ellos nomás! cada departamento tenía una... había balcones, la luz era ténue y había silencio y eco.

después... hubo otro... lo recordaré luego...

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